Mi obra nace como un tributo a la naturaleza, un recordatorio de la profunda conexión que une a todas las especies, los elementos y la Tierra.  En este ecosistema interconectado, mi arte enfatiza un principio fundamental: El rol indispensable que cada ser vivo desempeña en la delicada conservación del equilibrio vital.

Visualmente, esta conexión se manifiesta en mi obra a través de una poderosa dualidad. Retratos figurativos de la vida silvestre —a menudo de especies en peligro de extinción— que emergen con una precisión que invoca al referente, coexistiendo y entrelazándose con paisajes abstractos que fluyen orgánicamente sobre el lienzo.

Estos fondos, ricos en texturas y veladuras, evocan atmósferas oníricas que, aunque nacidas en el mundo natural, son transfiguradas ineludiblemente a través de una perspectiva única y personal. La sutil disolución de las formas y la vibración de los colores refuerzan la idea de una existencia compartida y en constante transformación. Es así como, en esta confluencia de lo figurativo y lo abstracto, de la presencia y la ausencia sugerida, a través del uso de óleo y del acrílico, busco evocar la fragilidad y la arrebatadora belleza de la biodiversidad, invitando al espectador a reflexionar sobre nuestra relación con la Tierra y la urgencia ineludible de reconocer, valorar y proteger a las especies con las que tenemos el privilegio de compartirla.